9.2.10

Inicios La Metamorfosis (Gerard Altés)

Antes dejen que pida disculpas a estos tres grandes escritores

Honoré de Balzac

Cuando era demasiado tarde

En un barrio con pretensiones, y poco ventilado de aspiraciones defraudadas, se encontraba la residencia de ancianos Krankenhaus. En la habitación trescientos cuatro yacía Gregor Samsa, aturdido por una insuficiencia pulmonar. Empezó a dar sus primeros pasos desde la intervención, animado por los cuidadores. La vista que tenía desde su dormitorio daba a la parte posterior de la entrada principal de la residencia. Gregor había sido un buen comercial toda su vida. Trabajó para un empresario déspota, con el cual sus padres habían contraído una abultada deuda debido su afán lucroso, y fue a él, a su hijo, a quién hipotecaron su futuro.
Después de un sueño intranquilo, se levantó de la cama. Y allí, en la ventana de enfrente, estaba de nuevo un enorme y melancólico escarabajo, o algún monstruoso insecto por el estilo, que miraba triste la animada calle. Gregor Samsa tuvo un escalofrío, una ternura inesperada lo envolvió, no sabía si era él o el animal, que con su paciencia angelical, cada día se había debilitado más y languidecía. Su vida se había escapado sin dejar paso a la menor queja.

Alfred Döblin

Asolado

Ahora nuestro comercial está en la estación, todos los trenes van a alguna parte, Gregor no sé dónde. Buenos días, aquí estoy, pueden llevarme dónde quieran. Ahora Gregor está en Berlín, empieza a contemplar la ciudad como un pez en una pecera. Qué ciudad, qué ciudad más enorme y qué vida, vida que no ha llevado él. En la bonita y clara habitación de Charlottenstrasse está Gregor Samsa. Gregor, con esfuerzo, levanta la cabeza, sus pensamientos están dispersos, los pájaros siguen peleándose y chillando. Tiempo otoñal. Gregor Samsa se ha transformado en un escarabajo. Todo es aburrido. Paso a paso te vas acercando a lo que te ha ocurrido, te dices a ti mismo mil palabras de consuelo. La desgracia cae sobre mí. Y tú te acercas como un escarabajo, no eres un cobarde, no, eres Gregor Samsa. Mirad como se mueve, centímetro a centímetro. ¿En qué piensas? Se piensa en muchas cosas. Gimotear, lamentarse.


Thomas Pynchon

Unidad de TRAUMAtología Paternofilial

Gregor Samsa se despertó muy aturdido, no sabía dónde estaba. El blanco destacado del entorno le permitió hacerse una idea. Lo primero que vio fue a su padre. “¿Dónde estoy?”, dijo, con una voz aflautada, exactamente en clave de DO. “Tranquilo, hijo. No sabía que las cosas habían llegado hasta este extremo entre tú y yo, estás en la UTP (Unidad de TRAUMA Paternofiliales)”, estalló emocionado. Gregor se sentía débil, tenía una sonda inyectada en el caparazón. Había tenido un ataque aquella noche y se había metamorfoseado en un enorme y abominable insecto. En mitad de unas lentas reflexiones y de las miles de preguntas que se dilataban por su cerebro anestesiado y sedado, un llanto incalmable se oyó en la habitación. En la cama de al lado un hombre alto y corpulento de avanzada edad y de gran elegancia no paraba de berrearle a un grillo inconsciente, enorme y con bigotes largos y bien dibujados “¡¡¡Salvador, Salvador perdona!!!. Mai t’he sabut valorar”, con un reconocible acento ampurdanés. Pocos días después, cuando Gregor ya se encontraba mejor y su padre estaba en casa descansando -el pobre se había quedado todas las noches-, vino su madre. Le comentó que se rumoreaba que habían ingresado de urgencia a un sapo monumental en la UTP, pero no sabían si era Marlon Brando o Sam Shepard.

1 comment:

  1. ¡¡¡Bravo Gerard!!! Absolutamente diferentes en la forma. Parecidos en el fondo, desde mi punto de vista has hecho un buen ejercicio.

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