2.2.10

PROFECÍA (Carlos Gámez, Mito de origen, Noves formes)

-Ya casi ha terminado de cenar. ¿Por qué te fuiste?

-¿Preguntó por mí?

-¿No sabías que sí?

-No seguiremos adelante con este asunto. Él domina ambos lados de la fuerza. Es un Maestro. Alguien sobradamente preparado para el combate. Nos descubriría y nos entregaría al Consejo.

-Pero, ¿y nuestro futuro? ¿Y nuestro hijo que está en camino? ¿Acaso ocupará él nuestro lugar en la galaxia con su descendencia? ¿Dónde quedó tu coraje?

-Por favor, calla. Tengo el valor que se espera de una princesa. Y me atrevo a hacer todo lo que es propio de un hombre. Soy yo quien da estabilidad al Senado de la nueva República. Pero entiéndelo Han, se trata de mi hermano. Y mi instructor Jedi. Alguien que confía en mí. Él mismo nos casó. Iba a ser el padrino de nuestro hijo.

-¡Ja! ¿Cuál fue, Leia, la idea que te hizo proponerme este plan? ¿Lo recuerdas? Hablaste de la profecía. De que Luke era peligroso, como vuestro padre, que sería incapaz de controlar su voluntad llegado el momento y acabaría siendo atraído por el Lado Oscuro. Dijiste que su futura esposa sería una Sith, con lo que sus hijos formarían parte de la misma amenaza. Me explicaste que el Skywalker que traería el equilibrio a la fuerza veinticinco mil años después del vaticinio pronunciado por los primeros Jedis no era tu hermano sino tú, en contra de lo que pensábamos todos. Y yo te creí.

-Porque es cierto.

-Pero ahora te echas atrás.

-Es que, ¿y si fallase?

-¿Quién? ¿Nosotros? ¿Los Solo? Tensa las cuerdas de tu valor y no fallaremos. Confía en esa profecía que tantas veces has mentado en los últimos tiempos. Es la que guarda la verdad. Esos viejos Jedis, nada menos que los fundadores de la Orden, no pueden estar equivocados.

-Tengo miedo.

-¿Por qué? ¿Qué no ejecutaremos contra Luke una vez esté indefenso durmiendo en su cama?

-Alguien puede sospechar.

-Para engañar al mundo, toma del mundo la apariencia. Procúrate el aspecto inocente de la flor que, como princesa, eres. Pero se la víbora que oculta.

-Con cuidado, porque Luke es poderoso. Cada vez más. Puede percibir nuestra traición con sus facultades telepáticas. Entonces su generosidad se transformaría en crueldad. Acabaría con nuestras vidas sin el menor titubeo. Le he visto otras veces ejecutar a sus rivales de forma despiadada. Dicen que así se comportó con nuestro padre, aunque después nos diera una versión tan bondadosa de los hechos que hasta exculpaba al Lord Vader de todo su pasado de maldad.

-Deja que sea yo quien se ocupe esta noche de nuestro gran proyecto. Llegarás a ser Jefe de Estado de la Nueva República. Lo intuyo. Y gracias a ese nombramiento y una vez elminado Luke y su peligrosa Nueva Orden, el dominio soberano y el poder serán nuestros.

-Si todo terminara una vez hecho. Si pudiera el crimen frenar sus consecuencias.

-Eso es algo que no está en tu mano.

-No sé como podré llegar a hacerlo.

-Mantén en tus ojos la serenidad. Deja lo demás a mi cuidado. Ya supiste utilizar la fuerza en otras ocasiones. Y actuaste con temple y con valor. Como aquella vez en que estrangulaste a Jabba gracias a tu cadena de esclava.

-Es cierto.

-O cuando soportaste sin abrir la boca las torturas de Darth Vader, tu padre. Para que luego vayas confiando en la familia.

-Tienes razón.

-Y hasta yo estuve a raya cuando creías que te enfrentabas con un sinvergüenza.

-Por suerte, te estás convirtiendo en un padre de familia modélico.

-Pues te encuentras ante otra oportunidad de demostrarlo. La de ocupar el lugar que te pertenece en la Nueva República.

-Entonces, está decidido. Concentraré todo el poder de la fuerza en este horrible acto. Adelante y engañemos a todos fingiendo inocencia: que esconda el rostro hipócrita lo que conoce el falso corazón.

-Bien dicho. Ahora volvamos a la cena.

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